dijous, 26 de gener del 2012

Cortinas de humo

En la beatificación judicial de Camps y Costa se han producido muchos hechos destacables. Detalles que dan una imagen muy clara de la política y la Justicia en este país. El primero de ellos es el de las cortinas de humo. Para los profanos en comunicación política, hay que explicar que una cortina de humo es el intento de ocultar (o de disminuir la importancia) de una noticia peliaguda para un dirigente o gobierno, con otras noticias. 

Es decir, cuando se quiere que una noticia perjudicial para el Gobierno pierda importancia, suele sacarse de la manga otra. Ejemplo: La absolución de Camps, en primer lugar, se hace pública apenas media hora antes de un Barça-Real Madrid de Copa del Rey (que claramente desviará la mirada hacia otros asuntos) y, por si eso no fuera suficiente, se adelantan los datos de la EPA que por muy malos que sean, que lo son, son siempre mejores que la absolución de un ex presidente de la Comunitat Valenciana y su nº 2, integrados en una trama de corrupción que dejan a Al Capone como un principiante. Y se consigue parcialmente, ya que la noticia de Camps queda en la segunda posición de las webs de información general, pero una noticia de alcance como la del juicio de los trajes no se aclara tan fácilmente. En realidad, esta táctica no es nueva, intentar hacer cambiar de tema a nuestro interlocutor cuando se habla de un asunto que nos incomoda lo hemos hecho todos, aunque a nivel de opinión pública es más complicado y con casos como la absolución de Camps y Costa, es prácticamente imposible. 

Se hace más difícil todavía si una alta dirigente de tu partido, Cospedal, se pregunta “quién repone la honorabilidad” de estos dos personajes, a quien hemos escuchado durante el juicio llamar “amiguito del alma” y otras lindezas a ‘El Bigotes’, ese español de bien. Como dice el bueno de Toni Aira en su blog, “esta miseria ¿como se hace honorable?”, es decir, es muy complicado restituir la honorabilidad de aquellos quienes jamás actuaron de forma honrosa y quienes, en su afán por enriquecerse de forma ilícita y de ayudar a sus amigos a costa de dinero público, llevan a la quiebra a la Comunidad Autónoma que presidían. Y encima son reelegidos por mayoría absoluta. Hay cosas que a uno le cuesta mucho comprender. Si realmente quieren rehabilitarle, como decía Rubalcaba, que lo hagan desde el PP. A ver si hay huevos.

Sería, opino, un suicidio político y comunicacional para el PP intentar rehabilitar la figura de estos dos personajes a quienes, como comenta Aira en su post, ya ha juzgado la ciudadanía a través de los medios tras escuchar sus conversaciones en el juicio. A menos que Rajoy pierda el juicio (al estado mental me refiero, no al procedimiento judicial), lo más natural sería que Francisco Inocencio” Camps se dedicara “al mundo de la empresa privada” y dejara para siempre la vida política, a la que ha expresado siempre su deseo de volver una vez se haya restituido su presunta honorabilidad. Me pregunto cual será el resultado de este debate interno que hoy se inicio en el partido dominante de este país. El PP debe decidir entre tomar el camino de Camps o el de la honorabilidad, que actualmente son completamente incompatibles. 

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