diumenge, 20 d’octubre del 2019

El relato de la violencia

Durante esta semana hemos visto como ataques indiscriminados a una ciudad han sido utilizados para demonizar al movimiento independentista de una forma perfectamente estudiada. Ante la lógica reacción de una población (al menos, 2 millones de personas) a quien han condenado a años de cárcel a sus líderes políticos, se ha montado con semanas de adelanto una campaña de desprestigio con el envío de fuerzas de seguridad desde toda España. Los miles de policías que han llegado a Cataluña, lejos de venir a proteger a la población, han ejercido la violencia indiscriminadamente, de forma aleatoria en manifestaciones cuyo gran delito ha sido sentarse en el suelo. La campaña continuó con la amenaza de la aplicación de la ley de Seguridad Nacional, si los Mossos no obedecían las órdenes políticas del Ministerio y actuaban como y junto a la Policía Nacional apaleando a la población.
Tras la sentencia y las protestas en el aeropuerto del Prat, Barcelona lleva acosada por al menos un centenar de radicales que cortan sus calles, crean barricadas y queman contenedores de forma sistemática cada noche. En todo el país hemos visto el mismo tipo de individuos despreciables atacar las manifestaciones de apoyo a Catalunya (en Madrid, Valladolid, Burgos, Valencia, Asturias y otros lugares). En toda España hemos visto agresiones a ciudadanos que salían a protestar, como ya ocurrió durante el 15M, con la salvedad de que ahora las fuerzas de seguridad se amparan en la Ley Mordaza para atacar impunemente (así se sienten, impunes) a manifestantes pacíficos, afirmando que sentarse en el suelo es violencia.
Esa impunidad ha provocado también más de una treintena de ataques indiscriminados a periodistas que intentaban reflejar esa violencia desatada de las fuerzas de seguridad, para evitar que hicieran su trabajo. Incluso se ha llegado a detener a un fotoperiodista de El País, denunciado por algunos periodistas y medios pero absolutamente ocultado por otros, los más cercanos al régimen. Incluso algunos compañeros de profesión han justificado las agresiones a periodistas con el clásico "si es que os lo andáis buscando, coño, no vayas si sabes que te van a dar". Para que luego hablen de corporativismo...
Además, se da una situación social distinta a la de hace unos años, en la que los jóvenes catalanes han visto cómo se ha comportado el Estado con ellos, qué han hecho con sus líderes y con sus ganas de votar un referéndum y, con cierta lógica, se han hartado. Existe un tuit que lo que define muy acertadamente: "La Policía se esperaba a las abuelas que apalearon el #1oct, pero se han encontrado con sus nietos". Son chicos hartos de ser maltratados por el Estado, ninguneados, tratados como menores mentales y laboralmente precarizados por una reforma laboral que ha tirado por el suelo su derecho de tener un futuro económico mínimamente aceptable.
Estos jóvenes se acercan a la calle para protestar y son no sólo víctimas de la violencia policial, sino también acusados de ser responsables de destrozar Barcelona. Es además un relato muy fácilmente vendible en el resto del Estado, que con el mantra de los CDR y el tsunami democràtic (todo mezclado, como si fueran la misma cosa, que no lo son) y añadiéndole un falso mensaje de terrorismo (el eterno y añorado por algunos terrorismo que tanto rédito político dio a la derecha española desde los 90), se recupera el mensaje del abertzalismo que tanto triunfó en toda España durante décadas y de nuevo tras la aparición del también pacífico 15M. Estos jóvenes, que como muchos se ven atraídos por la idea de pelear contra las injusticias, son víctimas de una campaña que se aprovecha de su indignación para pintarlos como lo que no son. No son los primeros y no seran los útlimos.
Toda esta situación, sumada a la indefinición de una aplicación tan oscura como efectiva como "Tsunami Democràtic" que promueve la desobediencia civil, no el terrorismo a pesar que la Fiscalía les investigue por ello, sumado a un Govern català desgobernado, inoperante y exasperantemente paralizado por decisión propia, sumado también a un ministro del Interior (que siendo juez se negó a investigar las torturas policiales a los detenidos bajo su custodia) cuya única misión hasta ahora ha sido echar gasolina al fuego, presenta un lienzo en el que el objetivo principal es dibujar un cuadro en el que se señala al independentismo como un movimiento violento. Eso, que no ha sido conseguido en casi una década, es posible que algunos empiecen a comprarlo.
Por que seamos sinceros, si hay gente que se ha creído que subirse a un coche policial (aparcado a propósito frente a una manifestación) es sedición y se han producido condenas de 9 años de cárcel, ahora con esto se creerán lo que sea. Y si hay que arrasar una ciudad para eso, se hará, porque el objetivo es que el Estado y el Status Quo se mantenga a toda costa, incluso si es necesario todas las acciones antidemocráticas que he descrito en este artículo.
Se nos viene un panorama muy negro en el futuro, en el que el resultado final probablemente será un gobierno de ultraderecha, que podría llegar a llevar a este país con el tiempo a una nueva dictadura, que algunos se negarán a reconocer porque sabrán que no habrán hecho nada para impedirla. Porque la sentencia les parecía "adecuada a derecho".

dissabte, 19 d’octubre del 2019

Violencia policial

Estoy harto. En la última semana he tenido que escuchar en los medios sandeces sobre que España es una "democracia consolidada", que la sentencia del Procés está "ajustada a derecho" y ahora, tras los incidentes causados por decenas de encapuchados en Barcelona, me tengo que oír algo que Antena 3 y Telecinco llevan años diciendo, que el independentismo es un movimiento violento. "Ahora se ve claramente" dicen los voceros del apocalipsis.

Esos mismos voceros, por cierto, son los que no dicen absolutamente nada sobre las detenciones y agresiones a periodistas durante las últimas noches en Barcelona. En Mèdia.cat llevan un buen recuento de las mismas. https://twitter.com/MediacatCat/status/1185283240996884480

Detener periodistas no es propio de "democracias consolidadas". Me horroriza ver cómo los encapuchados destrozan la ciudad en la que nací y que la policía tenga luz verde para dar palizas, usar tácticas peligrosas como el llamado "carrusel" (conducir furgonetas a toda velocidad contra manifestantes para disolver una manifestación, con el peligro de cometer atropellos), agresiones con pelotas de goma (ilegales en Cataluña) y actitudes dictatoriales de antidisturbios agrediendo a periodistas y fotoperiodistas para evitar que filmen las agresiones a manifestantes. O para evitar que se vea cómo se dan palmaditas con manifestantes fascistas.

España desde hace muchos años va en un bólido hacia una dictadura y algunos creen que se salvarán por defenderla. Están muy equivocados. Otros no quieren creer que eso sea cierto... y por desgracia serán los segundos en caer.

Al Fascismo se lo combate, no se pone uno de lado, ni a mitad de camino. Ni se le describe con eufemismos como "constitucionalistas con banderas" en el Telediario. Porque entonces corres el peligro que alguien te llame "equidistante" o "colaboracionista pasivo" y que quizá no esté del todo equivocado.

Pero afortunadamente hoy hemos visto una reacción en todo el país (Zaragoza, Valencia, Asturias, Burgos y muchas otras ciudades), que se han manifestado contra la sentencia y en apoyo al "pueblo catalán" (así lo describían en las manifestaciones). Hay esperanza, esperemos que haya reacción y que los inútiles adictos a la demoscopia se den cuenta que la represión y las sentencias judiciales sólo son gasolina para incendiar y para evitar que se resuelva el "problema catalán". Pero claro, para darse cuenta de eso hay que tener altura política.

divendres, 18 d’octubre del 2019

Impearmibilidad mediàtica

Es absurdo creer que no estamos influidos por los medios. Dos años consecutivos de campaña mediática ininterrumpida emitiendo la culpabilidad de políticos y activistas es imposible que no tenga una influencia y repercusión, incluso en la gente más inteligente de este país. Dos años ininterrumpidos de declaraciones de políticos y ministros de cualquier color pueden hacerte llegar a creer que permitir un debate en un parlamento y convocar manifestaciones es un delito que hace 49 años que fue eliminado en Alemania: sedición. La razón para acusar de rebelión y sedición es clara: estos delitos incluyen pena de cárcel y la desobediencia, que es lo que aplicaría, no.
Puede que la condena de entre 9 y 13 años apolíticos catalanes te parezca normal. O ajustada a derecho. O justa. O incluso puedes llegar a pensar que se lo merecen. Pero quizá deberíamos preguntarnos porqué. ¿Por qué creemos que una condena de 13 años es normal?
Cuando a los independentistas nos dicen con tono paternalista que nos ha engañado TV3 y los políticos catalanes, igual deberíamos reflexionar todos si somos realmente inmunes a los medios que leemos, vemos y escuchamos y a los políticos que aparecen en ellos. Es bastante probable que no.
Ahora, para que no se hable de la sentencia, el mantra es "Catalunya es peligrosa". No es nuevo en absoluto, pero bastan 4 fuegos de encapuchados para declarar con el megáfono el movimiento independentista es violento. Como siempre, el detalle concreto no hace el todo.
Reflexionemos, porque posiblemente no seamos tan impermeables como creemos. Reflexionemos, porque la razón en tiempos de pasión es muy necesaria.

dimecres, 16 d’octubre del 2019

Democracias consolidadas

La estupidez en la clase política no tiene límites. Casado y Rivera pedían (no la dimisión, sino) el cese del President de la Generalitat por la situación actual. Cuando estás en campaña electoral dices muchas estupideces, mientes y vendes a tu propia madre por unos votos. El eterno cortoplacismo y adicción a la demoscopia, entre otras cosas, han llevado al país a la situación actual. Los líderes actuales, hijos de sus padres políticos pero sin un mínimo atisbo de altura política, han demostrado ser unos inútiles que, aunque enarbolen la bandera del diálogo, son absolutamente incapaces de ejercerlo.
Que dos políticos pidan que se destituya porque sí a un President de CCAA, por muy incompetente que sea y nos parezca a todos Quim Torra, no es sino una señal del pésimo nivel de los líderes actuales. Tras la sentencia, España está condenada. Condenada a no entenderse, condenada a seguir sufriendo de políticos incompetentes y condenada a seguir por un camino hacia el fascismo que llevamos ya recorriendo más de un lustro.
Felicidades a quienes estáis encantados con la situación actual