Esta semana conocíamos una noticia que ya hace unos meses se publicó y pasó muy desapercibida en los grandes medios y la opinión pública, la utilización del software de espionaje Pegasus por parte del Estado para espiar, entre otros, a líderes independentistas, activistas, empresarios, abogados y varios familiares de todos ellos. En esta ocasión ha sido El País (y detrás suyo, todo el resto de medios) quien se ha hecho eco, ya que el grupo de expertos de ciberseguridad Citizen Lab, de Toronto, han confirmado el espionaje realizado. Pegasus es un software de espionaje creado por la empresa israelí NOS Group, y según los expertos, es probablemente el más puntero en la actualidad, hasta el punto que se vende exclusivamente a instituciones estatales y gubernamentales para luchar contra el terrorismo. Es decir, no se vende a personas o empresas privadas en ningún caso.
El Gobierno tiene un papel muy delicado en la actualidad, a
pesar de que nieguen desde el PSOE estar implicados en el espionaje y desde
Podemos exijan que “rueden cabezas y se depuren responsabilidades”, ya que el
hecho que sólo Estados y Gobiernos puedan usar este software es una pistola
humeante difícilmente ocultable. Aunque decidieran vender el relato de que lo
compró y utilizó únicamente el Gobierno Rajoy, es altamente improbable que
desde el Gobierno Sánchez, que ya llevan cuatro años al frente del Ejecutivo,
desconociera de su existencia o de su uso por parte del PP. O incluso, que no hicieran
uso del mismo.
Y sobre todo cuando, ante las peticiones de los socios de Gobierno,
la respuesta es, siendo generosos, muy tibia y poco convincente. Bajo la alfombra
estos temas visten mejor y ensucian menos al Estado, pero una vez fuera, son
dificilmente ocultables porque la mancha ya está allí y no hay quien la quite.
Probablemente porque, igual que en el caso del comisario Villarejo, es un arma que
todos usan contra lo que ellos consideran “los enemigos del Estado”, aunque
estos sean ciudadanos del mismo. No extraña entonces que medios clásicos de la
derecha como El Mundo o ABC no traten a fondo un tema que podría ser carnaza
para entorpecer o hacer caer al “Gobierno más progresista de la historia”. Ni
un pam de net, como decía mi abuelo.
Aunque quizá lo más preocupante de todo es que buena parte
de la ciudadanía (aunque no toda) se puede dividir entre los que les importa
tres pepinos que se espíe a independentistas, porque les queda lejos, y
aquellos a quienes les parece lógico usar este software contra quienes quieren
romper España. Y contra sus abogados. Y contra sus conocidos. Y contra sus
parejas. Porque en una guerra vale todo, por muy despreciable que sea, y hay
que ganarla cueste lo que cueste.