diumenge, 12 de febrer del 2012

Reforma laboral, propaganda antisocial

La reforma laboral ha llevado la protesta a las calles.
Hay una frase famosa en periodismo: "No dejes que la verdad arruine una buena noticia". En el caso de la información política es algo más cruda: "No dejes que la realidad arruine una buena propaganda". Desde hace décadas, la información política que nos venden los medios de comunicación suele estar cargada de propaganda. Este post no es una crítica a los grandes profesionales del periodismo que se enfrentan día a día a los gabinetes de prensa, a los jefes de prensa, a las campañas institucionales o a las decenas de trabas a las que se enfrentan diariamente quienes pisan la calle, los ministerios o las sedes de los partidos para atender a lo que ocurre en el mundo. No son los periodistas rasos los que me preocupan, sino las rutinas periodísticas, los directores de los medios y el sistema político y económico actual. La sexta semana de este 2012 ha sido una de las semanas de mierda más intensas que podamos haber vivido en nuestras vidas, si uno se considera de izquierdas. 

La Policía, aporreando a indignados por la reforma laboral.
Comenzó con la victoria de Rubalcaba el fin de semana, siguió con la condena del juez Garzón el jueves y terminó (por no hablar de Grecia) con el mayor recorte de derechos laborales de la historia de España. Ni Franco hizo tanto por los empresarios. Se ha informado sobre ello en la prensa, pero apenas se ha tocado la protesta social en las calles. Se ha hablado de 8 policías heridos y no de las decenas que recibieron porrazos. En la televisión se habla de unos guiñoles franceses cuyo único delito ha sido tener un pésimo gusto a la hora de hacer humor y de ello se ha hecho una razón de Estado (dos ministros han hablado del tema, el de Cultura y el de Exteriores). La francofobia se desata cuando en España se recortan derechos. Twitter y las redes sociales parecen nuestro salvavidas informativo, cierto que no está libre de propaganda, pero por lo menos informa de lo que no informan los medios. Un indignado con un smartphone se convierte en fotógrafo social y eso es un gran poder que en EE.UU. quieren cortar de raíz. Ya han empezando a hacerlo. También han empezado a decir muchos que el 15M no ha hecho nada desde hace meses, cuando, como una mancha de aceite, crece y crece en la sociedad, de forma lenta, pero irrefrenable. El 15M no tiene que salvarte el culo, tienes tú que levantar el culo del sofá y unirte a él para protestar por lo tuyo. Porque se puede aporrear a un manifestante, pero no matar a una idea. 

Protestas en la Puerta del Sol de Madrid, este fin de semana.
Por otro lado, la reforma laboral nos deja declaraciones propagandísticas que intentan contradecir la realidad como las de la Secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, o las de ése robot con peluca que dirige Castilla La Mancha, María Dolores de Cospedal. Como informan Rafa Bernadro y Emilio de la Peña en la web de la Cadena Ser, la realidad es otra. Pero la realidad también es, como dijo Jordi Sevilla en su cuenta de Twitter, que esta reforma nos saldrá muy cara a los pocos que tenemos la suerte de tener trabajo en España. Aunque el androide Cospedal 2.0 tiene razón en una cosa, los sindicatos no han hecho NADA en los últimos años y menos ahora. Han perdido, merecidamente, el apoyo de la ciudadanía por ser tan corruptos como los políticos y los empresarios a quienes simulan enfrentarse. La calle hace décadas que ya no es suya. 

Como vemos en el film "Banderas de nuestros padres", la propaganda es un método eficaz de crear una realidad, un prejuicio, mucho odio o un estado de ánimo social. En esta película, vemos como tres soldados son utilizados mediante una fuerte propaganda para conseguir que un país como Estados Unidos compre bonos de guerra. Me recuerda mucho a lo que estamos viviendo hoy, un tiempo en el que los gobiernos y los mercados están sepultando los Derechos Humanos y la propaganda dice que "ahora vais a vivir mucho mejor". Siempre que alguien os diga que "no es el momento de..." suele significar que "a mí y a los míos no nos interesa que...". La propaganda es eso, difundir un mensaje político o ideológico que perjudica claramente a muchos y hace creer a más de la mitad de ellos que les beneficia. Sólo hay que estar atentos a los mensajes que nos lanzan. 

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