dissabte, 5 de juliol del 2014

Nivel de exigencia

Reflexionando sobre las razones por las que la política en nuestro país está como está, uno puede considerar varios factores. Como he comentado en otras ocasiones, el marco no ayuda. Tenemos un Estado creado de espalda al ciudadano en casi todas sus facetas. No hay control ciudadano posible sobre la clase política, las ILPs son inservibles, la posibilidad de convocar un referéndum por parte de la ciudadanía no existe, el Senado es inútil ya que no sirve de contrapunto al Congreso de los Diputados y, finalmente, los indultos del Gobierno no se deben justificar, por lo que se entregan a diestro y siniestro sin necesidad de dar explicación alguna. Y estos son sólo algunos aspectos de la democracia (teórica) de nuestro país. Es casi comprensible que los partidos políticos españoles se comporten de forma irresponsable, con este marco.

En el último programa de la 3ª Temporada de La Plaza en Llamas debatíamos sobre la Reforma Fiscal recién aprobada por el gobierno y acabamos derivando el tema en las SICAV, que como se dice siempre, son legales. Este argumento de la legalidad ha sido siempre un dolor de cabeza para los demócratas que exigen ética a nuestros políticos, porque bajo el manto de la legalidad, la clase política de este país ha justificado decisiones lamentables como la evasión de impuestos encubierta (con la ayuda de los famosos 99 mariachis). Bajo el mantra del "es legal", los políticos han sucumbido a la corrupción encubierta, legalizada, de engañar al Estado y a la Hacienda Pública, mientras alardean de defender el Estado del Bienestar o nos hacen pagar a todos campañas de publicidad (como esta) en las que se sugiere que los ciudadanos rasos somos los que solemos defraudar. Para quien no lo sepa, Intermon Oxfam presentó un informe que demuestra que quien más defraudan, son las grandes fortunas.

Borja Gutiérrez e Isabel Cotrina, en una foto de larepublica.com.
Esta semana conocíamos el caso del alcalde de Brunete, Borja Gutiérrez, (en este link os podéis informar más sobre el tema), de quien se han hecho públicas una conversación con otra edil de UPyD, Isabel Cotrina, a quien intentó sobornar. Concretamente dijo "Estoy dispuesto a cualquier esfuerzo. Los fáciles, que tú tengas la concejalía que quieras. Que profesionalmente, lo que quieras...". En el manual del corrupto español, la primera reacción es criticar al denunciante, en este caso, a la edil de UPyD, en el siguiente pleno y, por supuesto, afirmar que no vas a dimitir porque esas conversaciones "se han sacado de contexto". Vamos, nada que no hayamos visto ya en nuestra pseudo-democracia a lo largo de los últimos 40 años. Es quizá el ejemplo más claro de la indignidad política y del bajo nivel que existe en nuestro país, ya que, más allá del partido en el que milite el edil, el no dimitir ya demuestra una falta de escrúpulos sin precedentes. En Ciutadella, otro alcalde del PP demostraba absolutamente lo contrario, es decir, dignidad en el cargo, tras el fallecimiento de una mujer en unas fiestas populares. Como podéis ver en este link, José María Sintas demuestra humanidad y cercanía a la ciudadanía, al admitir su culpa en un suceso en el que él no participó directamente, pero del cual, era el responsable (la organización de las fiestas de Sant Joan).

El nivel de exigencia hacia nuestros políticos debe aumentar, más allà del marco y más allá de los ejemplos que queramos poner. Cuando un político se cree impune, como el de Brunete, es capaz de cualquier cosa y la corrupción estará al orden del día. Más aún si "tu jefe" (en este caso, Ignacio González, Pte. de la Comunidad de Madrid, te ampara y defiende con sus declaraciones). Cuando das ejemplo, como el alcalde de Ciutadella, también del PP, no sólo beneficias a tu partido, sino que también se beneficia de ello la democracia. No por el hecho de dimitir o no (no es lo imortante) sino por el hecho de que das ejemplo. Dar ejemplo es algo que hace décadas que no hacen nuestros políticos y una de las principales razones por las que Podemos, Guanyem, la CUP y otros partidos con un cariz más social están creciendo en los últimos meses. 

Nicolas Sarkozy, durante su entrevista televisiva.
Veamos, por ejemplo, el caso de Nicolas Sarkozy. Un claro ejemplo de lo que no puede pasar en nuestro país: Que un exjefe de Estado haya sido interrogado por la policía durante 12 horas y que haya dado la cara en televisión al día siguiente. Es un ejemplo de buen hacer policial, investigaciones e indagaciones desde antes de aparecer en ningún medio de comunicación, interrogatorios a sospechosos, sean quienes sean, teléfonos pinchados y una independencia judicial que ya querríamos más abajo de los Pirineos. Aquí, en CorruptLand, eso es poco menos que impensable. Sólo hay que ver el juicio y la investigación policial llevada a cabo en el caso Bárcenas. No se registró la casa del extesorero, no se consigue interrogar a Álvaro Lapuerta (antecesor de Bárcenas) por ningún método, no se registra la sede del PP tras pasados ya muchos meses, se reconoce que el 65% de la financiación de este partido era ilegal en este partido en el programa Salvados y, aunque sean delitos ya prescritos, ello no provoca una sola dimisión. Me centro en el Partido Popular porque acumula los últimos 20 casos de corrupción  en nuestro país, aunque todos sabemos que ni el PSOE ni UGT están exemptos. 

Con todo ello, no es extraño que la ciudadanía, despierta políticamente desde antes del 15M, se rebele y no sólo cambie de voto, sino que cree nuevos partidos, reclame una nueva constitución, una república y refundación a fondo de este país, que claramente ha perdido el rumbo democrático. 

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