Ayer se produjeron detenciones SIN ORDEN JUDICIAL de dos alcaldes. La Policía fue a detenerles a su casa (nada habitual en este tipo de delitos) por una supuesta alteración del orden público en el aniversario del 1 de octubre. Todo ha sido una operación de represión sobre una ideología política (el independentismo). Fueron detenciones ilegales y, en el caso de Ignasi Sabater, alcalde de Verges, errónea, ya que no estaba en las vías del tren como se le atribuye en esa fecha, sino que estaba trabajando.
Es decir, un responsable policial decidió de cuenta propia detener a dos cargos electos en Girona, además de retrasar la entrada de sus abogados en comisaría (con la excusa de "me estás hablando en catalán, no te entiendo"). También se detuvo a periodistas, manifestantes y activistas. Ante esta vulneración de derechos, silencio en el PSOE.
Ni Teresa Conillera (delegada del Gobierno), ni Marlaska (ministro), ni Sánchez (Presidente de Gobierno) han dicho ni dirán nada porque significaria reconocer que A) estaban enterados y dieron el OK a las detenciones o B) no lo sabían y tienen unos policías descontrolados en Catalunya deteniendo a políticos sin orden judicial.
Mientras tanto, tenemos medios de la derecha haciendo gala del asunto, aunque sea en un recuadro de portada, para crear un clima que algunos están deseando desatar, el de la ilegalización de la CUP. La detención preparada de estos dos alcaldes de la CUP es otro de los pasos que desde algunos sectores se quiere potenciar para crear el clima necesario para la ilegalización de un partido que representa a miles de personas en Catalunya y que, oh casualidad, es independentista.
Si repasamos la hemeroteca, hemos leído a Pablo Casado (PP) pedir literalmente la ilegalización de la CUP en varias ocasiones. Albert Rivera (Cs) esta "dispuesto a discutirlo". Lo cierto es que desde ciertos partidos se llevan haciendo movimientos para conseguir una reacción violenta de Arran, para justificar una ilegalización del partido en su conjuto. Estos intentos han fracasado pq A) eran muy burdos (como el asedio policial ante la sede de la CUP el 20 de septiembre de 2017 mientras se producían registros en conselleries) y B) porque en la CUP no son idiotas.
La CUP es un partido democrático y no violento, a diferencia de la ultraderecha que asola partidos y cargos públicos en el resto del Estado. La ultraderecha cree que debe acabar con sus enemigos demonizándolos públicamente, provocando y esperando una reacción violenta. No llegará.
Y no llegará porque la CUP ha pisado mucha calle, mucha protesta social y lleva en las raíces de la sociedad democrática mucho más tiempo que quienes quieren acabar con ellos. Desconfiad de quienes quieren censurar e ilegalizar, porque hoy es la CUP, pero mañana puedes ser tú.
Y el silencio hace cómplice a quienes no denuncian las injusticias, como las detenciones ilegales y sin orden judicial de alcaldes de la CUP. Porque el silencio, de toda la vida, ha sido el mayor aliado de las corrientes ultraderechistas.
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