Este mes os quiero hablar de las redes sociales como
complemento de otros medios como la radio y la televisión. Está claro que la
forma de comunicarse ha cambiado y que las redes han supuesto un gran avance en
este sentido. Hace unos años para que tu opinión se escuchase en un medio de
comunicación tenías que mandar una carta, un email o llamar por teléfono. La
aparición de las redes ha facilitado muchísimo la aportación del ciudadano en
los programas. Aunque siguen existiendo filtros tanto en radio como en televisión
es cierto que la facilidad con la que hacemos llegar un mensaje nos permite al
común de los mortales la posibilidad de tener nuestro minuto de gloria con la
aparición de un tuit en nuestros programas favoritos.
Pero ¿han cambiado las redes a los medios de comunicación? Yo
creo que sí, claramente. De forma inesperada, en Twitter se ha convertido en un
nuevo método de audiencia televisiva y radiofónica. La respuesta social que
tiene un programa, el éxito de sus hashtags, son sin duda un método de medir la
aprobación o desaprobación del público a los contenidos que se les ofrece. Es
además un método inmediato, con lo que mientras se emite el programa un
director del mismo puede detectar si los contenidos están gustando o no. El
patio de vecinas en el que se ha convertido Twitter permite a muchos ejecutivos
de televisión valorar el éxito de sus contenidos, más allá de la audiencia
tradicional. Más de un programa se ha salvado o ha regresado gracias a la buena
acogida social. La influencia de un programa de televisión o radio es ahora
medible más allá de la gente que lo ve o que lo escucha.
Es conocida la competencia televisiva entre programas de
debate político como “La Sexta Noche” de La Sexta y “Un tiempo nuevo” de Cuatro
y Telecinco. Está claro que, más allá de la audiencia, el programa de debate de laSexta gana por goleada ya que cada fin de semana vemos 3 o incluso 4
hashtags del programa de Iñaki López y sólo uno o ninguno del debate de
Mediaset. Eso no significa que guste más, sino que se habla más de él, que es
más polémico, que provoca más reacciones, sean favorables o desfavorables. Esa
es en realidad la importancia de las redes sociales y la televisión, que son
capaces de aportar el matiz en directo de lo que se está emitiendo, más allá de
demostrar que un programa se está viendo más que otro.
Además de ser una fuente de información, o en ocasiones de
desinformación, las redes han proporcionado un termómetro de la indignación
social en directo. Uno de los ejemplos más claros fue el programa de laSexta
“Salvados” de Jordi Évole, en el reciente debate entre Pablo Iglesias y Albert
Rivera, en el que las valoraciones de ambos candidatos, el estado de los mismos
o las preguntas de Évole eran valoradas por los espectadores. O el caso más
sintomático de la historia reciente de la televisión, el programa “Operación
Palace”, que demostró hasta qué punto los espectadores se iban creyendo o no el
relato que Jordi Évole les iba contando. La polémica duró varios días,
incluidos sus hashtags que obligó al propio presentador a disculparse por la
broma.
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