Es curioso que cuanto más debería estar publicando en este blog, menos publico. Lo cierto es que han ocurrido muchas cosas en este país, políticamente, y debieran ser comentadas a fondo. La Ley Mordaza es quizá la más impactante de todas ellas, aunque no se nos pueden olvidar las 11 personas al día que mueren por la Hepatitis C porque al gobierno no le da la gana gastar el dinero que cuesta una medicina que salva al 95%, porque aseguran que es cara. Quizá para el gobierno, hay personas que no valen los más de 1.000 euros que cuesta cada tratamiento, o quizá prefieren gastar el dinero en otros menesteres que en el de salvar las vidas de los ciudadanos a quienes, teóricamente, representan y deben cuidar. Pero lo cierto es que difícilmente un gobierno que pretende aprobar una ley como la de Seguridad Ciudadana, la Ley Mordaza, se puede preocupar por sus ciudadanos. Claramente les tiene miedo y por ello quiere amordazarles, quitarles la voz, prohibir sus formas de protesta y que se pueda filmar a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, no sea que se puedan demostrar su ocasional uso desproporcionado de la fuerza.
También cabría analizar a fondo la Audiencia Nacional, que ha dejado libre la plaza del juez Ruz, quien se encarga hasta el mes de marzo de los casos Gürtel y Bárcenas. Ello se produce, estoy seguro que casualmente, la semana después después de que este juez decretase en su auto que Ana Mato y el Partido Popular se han beneficiado de la trama Gürtel a título lucrativo. Es decir, que se han lucrado de esta trama corrupta. Ahora el juez Ruz se ve forzado a dejar su plaza para que otro juez se encargue del caso. En su día puse en duda al juez Ruz, pensando que iba a hacer una instrucción del caso favorable al Partido Popular, claramente me equivoqué. Aunque su instrucción ha sido más liviana que la que hubiese hecho Gómez Bermúdez, un juez más inflexible, lo cierto es que Ruz ha puesto contra las cuerdas al partido de Gobierno y eso ha hecho saltar algunas alarmas. Su sustitución, desde luego, no parece casual y es otro ejemplo claro de la inexistencia de la separación de poderes en nuestro país. Otra más.
También podríamos hablar de RTVE, que ha modificado su cúpula dirigente una vez más para adecuarla a 2015, un año en el que hay no sólo una, sino dos contiendas electorales. En ellas, al parecer, el partido de Gobierno quiere tener bien controlado al ente público, Telemadrizándolo lo máximo posible, para que los españolitos de a pie no nos descarriemos y votemos lo que vota la gente de bien.
En fin, se trata de que no perdamos la fe cristiana, de que no perdamos la ilusión en comprar lotería, porque sabemos que las cosas pueden salir mal, que nos pueden robar derechos adquiridos, que pueden robar dinero público y librarse, pueden cambiar de jueces cuando sus juicios no van bien, pero que no hay que quejarse, que es Navidad, hay que consumir y ser felices. Porque el español de verdad es feliz, no se queja, agacha la cabeza, se resigna a su suerte y no se mete en esas cosas de la política. No sea que salga como esos descerebrados del 15M y de Podemos que reclaman nuevas democracias y derechos. Insensatos. En fin, la historia se repite, una vez más.
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