Y el ganador es... Susana Díaz. Es decir, Pedro Sánchez. Eso significa que los militantes del PSOE han optado por la opción más conservadora, más inmovilista, heredereda de las formas de Rubalcaba (con mínimos cambios) y que tiene dos destinos posibles, la PASOKización o la desaparición. Me explico: el PSOE viene necesitando desde hace mucho tiempo un cambio profundo para recuperar la confianza de su base de votantes de izquierda (a quienes ha perdido hace tiempo), pero sus militantes vuelven a dar la espalda a ese cambio. Siguen optando por la opción más conservadora, más estática y más alejada de una ciudadanía que les pide una renovación interna y externa, más allá de cambios de líderes. El partido (que hace décadas dejó de ser Obrero y bastantes años que ya no es Socialista) necesita reconectar con la sociedad y no lo conseguirá con un Secretario General títere del socialismo andaluz.
No lo conseguirá con un político que tiene muy buenas dotes comunicativas, es decir, que es comunicacionalmente impecable, que sería un gran candidato para un público norteamericano del siglo XX, pero que cree que en España el paradigma de la Transición sigue vigente y, por tanto, usa un mensaje caduco y poco creíble en el siglo XXI. Los militantes y Pedro Sánchez parecen no haberse dado cuenta que sólo con el votante tradicional de su partido no llegan, que deben volver a seducir a la izquierda, que les ha abandonado para opciones más creíbles. Y digo "creíbles" porque el PSOE ha prometido mucho y ha acabado haciendo siempre lo contrario. Ha ilusionado al principio y luego ha traicionado la confianza depositada en demasiadas ocasiones, en momentos clave y cuando más se le necesitaba. Ejemplos hay muchos, de varios presidentes, en distintas épocas. Y como hemos dicho muchas veces, el concepto de "PPSOE" o el canto de "PSOE y PP, la misma mierda es" se lo han ganado a pulso en las últimas décadas.
En cuanto a la campaña que hemos vivido, lo cierto es que los tres candidatos han mostrado sus cartas desde el primer momento. Madina y Pedro Sánchez se han diferenciado relativamente poco en las propuestas programarias y Pérez Tapias, el más outsider de los que pasaron el corte, ha dado un toque de color más cercano a la ciudadanía que el de sus competidores, pero tampoco creo que fuese la solución para un PSOE que sigue en caída libre. Uno de los problemas del partido (porque es el partido, no quienes lo lideran) es que ha envejecido junto a sus militantes y no ha sabido atraer a un público joven (la media de sus votantes ronda entre los 46 y los 50 y largos). Sus votantes siguen siendo hijos de una Transición caduca y muchos siguen creyendo en ella a pesar que la sociedad ya va por otros caminos. La jugarreta de Rubalcaba de quedarse para asegurar la abdicación y proclamación reales va a pasar factura al partido, igual que el hecho de que Madina y Sánchez votasen a favor. Eso les quita toda credibilidad en términos de renovación. ¿Quién se creería a un candidato de un partido que, cuando tuvo la oportunidad de aprovechar la ocasión, la descartó para votar cual acólito junto al resto de sus compañeros de partido?
Para terminar, varias reflexiones. Pensando en el futuro cercano, en los próximos días se elegirá la Ejecutiva del PSOE y veremos quienes dirigirán las entrañas del partido. Espero equivocarme pero me extrañaría ver a muchos elementos renovadores en la misma. Posiblemente sí haya perfiles de las otras dos candidaturas, pero habrá que ver qué peso acaban teniendo. Pedro Sánchez y el PSOE andaluz llevarán la voz cantante del partido y eso marcará una senda que les mantendrá en el mismo camino que llevan tomando los últimos cinco años. Como ya he dicho en muchas ocasiones, lo que le pasó al PASOK será una broma comparado con lo que le pasará a este "nuevo" PSOE. Veremos, pero hay que recordar que ha ganado el candidato por quien apostaron el Partido Popular, la patronal y el sector bancario, reflexionemos sobre ello.
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