No quisiera adelantarme a los acontecimientos, pero todos los indicios indican que a Mariano Rajoy le quedan dos Telediarios de Somoano al frente del Gobierno. La campaña que El Mundo y Esperanza Aguirre (en la semisombra) dirigen desde principios de año ya ha torpeado los cimientos de la actual cúpula del partido. Y el PP no se querellará contra ellos porque saben que lo que ha publicado el periódico de Pedro J es cierto. Sea como fuere, el golpe que el periódico pedrojotil ha asestado es de órdago. La publicación de los SMS de Rajoy apoyando a Luis Bárcenas no sólo desmonta cualquier teoría de que Bárcenas es una oveja negra que acumuló dinero de espaldas al partido (un absurdo que ni siquiera Marhuenda se cree), sino que también confirma que desde el PP se protegió a su extesosorero hasta mucho después de lo que afirmaban. Prueba, de hecho, una clara implicación entre el actual Presidente del Gobierno y Luis Bárcenas en la mayor trama de financiación ilegal de un partido político de la historia de nuestro país.
Pero, ¿qué consecuencias va a traer todo este asunto? Ciertamente, no me gustaría ser Jorge Moragas (jefe de gabinete de Mariano Rajoy) en estos momentos. No sólo por la casi nula credibilidad que posee su gobierno en estos momentos, sino porque solucionar esta papeleta exigiría, como mínimo, dos opciones. La primera sería la ya clásica bunkerización del líder (arte en el que Moragas ha excelido en esta legislatura, llegando incluso al abuso), mientras que la segunda podrían ser unas muy largas y necesarias vacaciones para Mariano Rajoy a países muy lejanos. Los Tours internacionales son habituales en los momentos marrones de la política, para alejar al líder del conflicto interno. Pero en este caso, ni un tour de 15 meses por los países más inverosímiles salvaría al presidente de esta crisis, ni mil pantallas de plasma, ni siquiera que aprendiese a usar el Whatsapp. Sin un Feijóo al que agarrarse (ahora que se conoce su pasado camello), en las redes se ha barruntado una dimisión, elecciones y probable victoria con Alberto Ruiz-Gallardón a la cabeza. Incluso la vicepresidenta Sáenz de Santamaría o la robótica Cospedal podrían optar a este cargo, para hacer frente al huracán Espe, que ya está preparando los ventiladores para esparcir más deposiciones entre las filas de su cúpula de partido, esperando coronarse ella como Lideresa Mayor del Reino.
Sea como sea, en el PP muchos han mostrado ya su descontento con la forma en la que Mariano Rajoy se ha enfrentado a las distintas crisis internas, criticando especialmente su permanente táctica de la inacción. De hecho, hay incluso quienes afirman que (como Paul McCartney), el presidente está muerto, literalmente. Bromas macabras aparte, parece que Mariano Rajoy no sólo no ha sabido rodearse de los mejores, sino que ha conseguido rodearse de lo peor de cada casa, para superar cada obstáculo en el camino. Tanto en el caso de Francisco Camps, quien le salvó el culo en sus peores momentos del Congreso Nacional de Valencia en 2008 (antes de sus desmanes trajeriles y Gürtelófilos) como en el de Núñez Fejióo, quien ha sido siempre su delfín (antes de ciertas fotografías en el barco de un reconocido narco). El caso más clarmoroso, el de Luis Bárcenas, tesorero a quien nombró a dedo y defendió personalmente hasta hace pocos meses. De hecho, Rajoy les designó y apoyó públicamente a todos antes y después de sus respectivos escándalos, hasta que le fue imposible mantener indefinidamente "la mano en el fuego". "Mano ignífuga" deben llamarle, al pobre Mariano.
Resumiendo, creo que Mariano Rajoy firmó con varios SMS su carta de defunción política, demostrando que ha mentido repetidas veces y con descaro a la opinión pública. Su encadenamiento o no al trono de la mayoría absoluta marcará su futuro... y por desgracia también el de este país.
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